Cuando se juntan dos titanes del cómic uno poco puede hacer más que sentarse cómodamente y disfrutar. Esto es así y rara vez defrauda. Eso es lo que hice cuando cayó en mis manos 'Estación 16', una de las últimas obras con Yves H. al guion y Hermann al dibujo.
En 'Estación 16' retrocedemos a 1997 en Nueva Zembla, una de las regiones más remotas del mundo enclavado en el norte de Rusia, uno de los archipiélagos que circundan el Círculo polar Ártico. Una zona restringida en la que apenas hay fauna y un pequeño destacamento militar. Un día un soldado novato recibe una misteriosa llamada de emergencia por la radio, esta proviene de la clausurada Estación 16 y deciden investigar.
Poco podrían sospechar de que si la Estación 16 está cerrada es por un buen motivo y es que los horrores cometidos allí todavía repercuten convirtiendo la base en algo «encantado».
Yves construye en las poco más de cincuenta páginas que ocupa la historia una fábula de misterio asombrosa y cautivadora. 'Estación 16' tiene todos los ingredientes que podamos esperar: los horrores de la era nuclear, experimentos militares con humanos... y lo mezcla con un juego temporal en el que presente, pasado y futuro se funden.
El guión es potente, pero el gran fuerte de 'Estación 16' es el esplendoroso dibujo de Hermann con un dibujo realista y con una narrativa que absorbe al lector en la historia. Siempre es un gozo ver a Hermann y, aunque aquí no haga grandes piruetas ya que el guión no lo exige, el dibujo te atrapa desde el primer momento.
Aunque su premisa no termina de ser original, 'Estación 16' es una lectura fascinante que intenta reflexionar sobre esa parte oculta de la guerra, de las consecuencias de las pruebas atómicas. Quizás lo hace de forma somera, debido a su corta extensión, pero el relato de terror y misterio de Yves H y Hermann cautiva de principio a fin.
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